KkOma y el legado coreano
T1 KkOma reconoce a los pioneros por el dominio global de Corea del Sur en los esports
Por más de dos décadas, Corea del Sur se ha mantenido en el epicentro del gaming competitivo, un país donde los esports se tratan con el mismo prestigio e infraestructura que los deportes tradicionales.
Desde estadios repletos hasta jugadores que son verdaderas superestrellas, la influencia de Corea en los esports se siente en toda la escena global. Pero según Kim “KkOma” Jeong-gyun, uno de los entrenadores más laureados en la historia de League of Legends y de los esports en general, este dominio no ocurrió por casualidad.
“Probablemente se deba principalmente a que los esports partieron en Corea y, en general, somos los pioneros. Si piensas en esports en Corea, Corea ha sido muy fuerte en esports por mucho tiempo, muy probablemente porque todo comenzó acá”, dijo KkOma a Dot Esports en una entrevista exclusiva durante el Campeonato Mundial 2025 de League en China.

No está exagerando. Antes de que existieran ligas franquiciadas, pozos de premios millonarios o plataformas de streaming globales, Corea ya trataba a los esports como una competencia legítima. La era de StarCraft a principios de los 2000 dio vida a equipos profesionales, partidas televisadas y una cultura de hinchas que muchas regiones recién adoptarían años después.
“Sabes, hay otras categorías de juegos dentro de los esports, y siento que en los esports en general hay categorías donde nuestros mayores construyeron la escena. Eso realmente ayudó al desarrollo de los esports en Corea”.
Esos “mayores”, la primera generación de pro players, organizadores, entrenadores y líderes de la industria, construyeron los sistemas que hicieron posible un dominio a largo plazo. Impulsaron estructuras de coaching, horarios estrictos de scrims, disciplina estilo deporte tradicional y entornos de entrenamiento avanzados mucho antes de que se convirtieran en estándar en la industria.
De StarCraft a la fama global

El ascenso de Corea del Sur a la fama mundial en los esports también se construyó sobre un puñado de juegos que marcaron época, que echaron raíces en la cultura gamer del país y luego se transformaron en fenómenos globales. StarCraft, League of Legends y, más tarde, Overwatch, PUBG y Tekken se convirtieron en los pilares del legado competitivo coreano, títulos en los que los jugadores de Corea no solo destacaron, sino que redefinieron cómo se jugaban al nivel más alto.
StarCraft, en particular, está en la base de esta historia. A fines de los 90, la explosiva popularidad de StarCraft: Brood War en los PC bangs y en la televisión nacional prácticamente transformó a Corea del Sur en la cuna de los esports modernos. Ese boom incluso ayudó a impulsar la creación de los primeros World Cyber Games, organizados en Seúl en el año 2000. Años más tarde, StarCraft II continuaría con ese legado a través de estrellas como Maru, cuyo estilo agresivo y quirúrgico, sumado a sus títulos históricos en la GSL, lo convirtieron en uno de los jugadores de RTS más exitosos del mundo.
Ryujehong y Fl0w3R en Overwatch, Loki y Esther en PUBG, y Knee, JDCR y LowHigh en Tekken muestran cómo Corea produce talento de élite en varios géneros. Su éxito internacional refleja la profundidad y la consistencia de la cultura competitiva coreana. Y ni hablar de Faker en League, seis veces campeón del mundo y un jugador que está redefiniendo las reglas de la longevidad en los esports.

Las academias de esports reconocidas por el gobierno de Seúl les entregan a los aspirantes a pro un entrenamiento estructurado, enseñando fundamentos, estrategia y teoría del juego, mientras conectan a los jugadores destacados con organizaciones profesionales. Este sistema, mucho más organizado que en muchas regiones occidentales, crea un camino confiable hacia la escena profesional.
Igual de importante es la cultura de los PC bangs en Corea. Con más de 25.000 cibercafés de alto rendimiento y relativamente accesibles, además de recintos importantes como el LoL Park y la Busan Esports Arena, el gaming competitivo es parte normal de la vida pública. Esta combinación de infraestructura accesible, competencia constante y fuerte apoyo institucional asegura que Corea del Sur siga produciendo talento de clase mundial año tras año.
Por qué Corea sigue liderando el mundo

La propia T1 es un ejemplo vivo de ese legado. Como una de las organizaciones más icónicas del planeta, su éxito está completamente ligado al ecosistema de esports coreano, donde ha conseguido seis títulos mundiales en los esports de League. KkOma, quien llevó a T1 a múltiples títulos de Worlds, es tanto producto como guardián de esa cultura.
El modelo coreano de esports, con infraestructura centralizada, sólidas gaming houses, una cantera profunda de talento y una cultura que respeta el gaming competitivo, sigue llamando la atención de organizaciones de todo el mundo. Incluso mientras los esports se globalizan, con potencias emergentes en China, Europa y Norteamérica, Corea se mantiene como la referencia. Además, los jugadores coreanos de League siguen llegando a la LEC, LPL, LCS y otras ligas, reforzando la idea de que Corea es la mayor reserva de talento. Estos importados suelen llegar como rookies destacados y rápidamente suben el nivel competitivo donde sea que jueguen.
La LCK ha mantenido por años uno de los techos competitivos más altos del mundo y lo ha demostrado constantemente en el escenario internacional. Corea suma 10 títulos mundiales y siete subcampeonatos, un récord que ninguna otra región se acerca a igualar. Y no son solo las dinastías como T1 las que mandan. Carreras sorpresivas de escuadras como DRX y KT Rolster han demostrado que la profundidad de la liga es igual de peligrosa, con múltiples equipos capaces de ganarle a los mejores del mundo en cualquier día.
Construyendo los esports desde la base

Las palabras de KkOma nos recuerdan que el dominio de Corea no se trata solo de mecánicas ni de entender el meta. Tiene que ver con la base que construyeron quienes llegaron antes: los innovadores que se tomaron los esports en serio antes de que el resto del mundo los mirara, y los legisladores que reconocieron a los esports como una industria legítima. Su compromiso temprano ayudó a transformar los videojuegos de un pasatiempo de nicho a una disciplina apoyada a nivel nacional.
Al legitimar los esports a nivel gubernamental mediante programas educativos, inversión en infraestructura, visas y certificaciones profesionales, estas autoridades se aseguraron de que el talento pudiera florecer en un entorno estable y estructurado. Esta mezcla de pasión cultural, jugadores pioneros y apoyo institucional puso las bases para que Corea del Sur se convirtiera no solo en un participante de los esports globales, sino en su arquitecto más influyente.
A medida que los esports siguen evolucionando, la inversión temprana de Corea en sus pioneros puede seguir siendo su mayor ventaja competitiva. Y mientras líderes y entrenadores como KkOma mantengan vivo ese legado, el rol del país a la vanguardia del mundo de los esports parece estar más que asegurado.
